galerna dek sábado de Gloria

DOCUMENTO DEL MES: GALERNA DEL SÁBADO DE GLORIA
La historia más trágica de Santander está jalonada de acontecimientos que perduran en la memoria de sus gentes, como el incendio de la ciudad en 1941, la explosión del Machichaco y sin duda por el impacto de las numerosas muertes de pescadores la mañana del 20 de abril de 1878, festividad de Sábado Santo. Aquella fue una tragedia que sin embargo no solo afectó a la capital cántabra. pescadores de Laredo, Colindres, Castro, hasta un total de 106 perdieron la vida aquel aciago día.
Según informaban en “La Voz Montañesa”, un periódico de la época, salieron de Santander hacia las cinco de la mañana veintitrés lanchas mayores, siete barquías y una trainera del Cabildo de San Martín de Abajo, a la pesca de la sardina, a unas cuatro leguas de Cabo Mayor en los caladeros conocidos como La Garma, Miguelillo y Punta de Santoña. “Serían las diez de la mañana cuando varió el viento, empezando a soplar el Sur, aunque suavemente, y así continuó hasta las doce del día, hora en que, de una manera inesperada, una manga de viento huracanado del Noroeste se dejó sentir con extraordinario ímpetu, descendiendo de tal modo y tan repentinamente la temperatura, que no hubo intervalos graduales entre calor y el frío”. El temporal duró tres cuartos de hora tiempo en el cual naufragaron tres lanchas de pesca de altura y otras tres barquías. Hacia las tres de la tarde comenzaron a llegar a puerto las que tuvieron la fortuna de sobrevivir al temporal dando noticia en el puerto de Santander.
Rafael González Echegaray nos narra en un artículo sobre la tragedia en el puerto de Santander, como se desarrollan los acontecimientos. Una de las lanchas “había quedado en seco sobre una lastra frente a San Pedro del Mar. Era la lancha de Resines, que había quedado empotrada en una roca en la costa y que iba siendo deshecha por el oleaje que iba arrancando uno a uno a sus hombres. Un montón de gentes contemplaba desde tierra el desenlace. […]. El párroco desde tierra dio la absolución y allí fueron desapareciendo todos a la vista de todos.
Hacia las nueve de la noche, continúa narrando el periodista de La Voz Montañesa, la tragedia ya había llegado a todas las familias de los pescadores. “Las calles Alta y Río de la Pila, que son las que habitan los pescadores, presentaban anoche un aspecto que es imposible describir. Los lamentos de las familias de los náufragos partían el alma”.
Durante los días siguientes, los propios pescadores a través de las sociedades de mareantes aprobaban ayudas a las familias de los fallecidos, quienes además de las pérdidas humanas se encontraban ahora en una situación económica muy delicada pues muchas de ellos dejaban hijos pequeños sin más sustento que la caridad. Así vemos como la Sociedad de Mareantes de Laredo aprueba un reparto de dinero solo unos días después para aliviar la situación de estas familias, pero sobre todo la Diputación Provincial a través de su sección de beneficencia comienza la recaudación de fondos no solo en Cantabria si no a menudo de lugares insospechados como Paris.
Hemos reproducido solo un documento de un extenso expediente. En el mismo, podemos ver un listado de los marineros fallecidos pertenecientes al puerto de Laredo, un total de 25. La mayor parte de ellos estaban casados y con hijos y dejaban a un total de 75 personas entre viudas e hijos sin otro sustento económico. En algunos casos la perdida podía ser doble al morir padre e hijo.
El resto del expediente cuenta además con listas de fallecidos en otros puertos, así como las gestiones para recabar ayuda económica para los familiares de los fallecidos. Por Real Orden de 30 de abril se abrió una suscripción a la que se sumaron diputaciones de toda España que también forma parte del expediente. La tragedia sin embargo supera nuestras fronteras y se recibe dinero del extranjero, como ya hemos mencionado: París, Buenos Aires, Matanzas o Manila se solidarizan también con el dolor de estas familias.
La desgracia dejó sin duda una honda huella en las gentes de Cantabria, la literatura y el arte de la época dejaron numerosos testimonios de aquel horror. No fue la primera galerna en unos puertos acostumbrados a ver morir a sus marineros y desde luego no fue la última, pues en los años siguientes ocurrieron desgracias similares en 1890 y 1912 por citar las que más pérdidas humanas sufrieron.
Puso Dios en mis cántabras montañas
Auras de libertad, tocas de nieve,
Y la vena del hierro en sus entrañas.
(Comienzo del poema “La Galerna del Sábado de Gloria” de Marcelino Menéndez Pelayo)
Fuente principal: Beneficencia, leg. 139
Otras fuentes y bibliografía:
Cofradía de San Martín de Laredo, leg. 21-1
La Voz Montañesa: periódico político, administrativo y de intereses generales: Época TERCERA Año VI Número 1047 – 21 abril 1878
Carmen Gozalo de Andrés: “La Galerna del Sábado de Gloria” en Revista de Meteorología. 1990
Rafael González Echegaray: La Galerna del Sábado de Gloria. Santander, 1981.
Marcelino Menéndez Pelayo: Odas, epístolas y tragedias: La Galerna del Sábado de Gloria https://es.wikisource.org/…/La_galerna_del_s%C3%A1bado…

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